lunes, 20 febrero 2023 17:43

TIEMPO DE CARNAVAL Destacado

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El Tío Higuí El Tío Higuí

El Carnaval ,ya venga del latín vulgar “carnem-levare, que significa “abandonar la carne” o de la palabra latina “carne-vale, que significa “adiós a la carne” o venga de la expresión “carrus navalis, usada para designar una procesión de máscaras que culminaba con la botadura de una nave de madera decorada con ofrendas florales en honor a la diosa egipcia Isis.

Aunque nació ligado al calendario litúrgico cristiano, tradicionalmente esta fiesta comienza un jueves conocido como jueves lardero, y acaba el martes siguiente, martes de carnaval, antes del miércoles de ceniza, cuando se inicia la cuaresma cristiana, pasó luego a otras culturas. Hoy es una fiesta más del calendario festivo de muchas localidades. Es tiempo de “desorden” y de” fiesta antes de la llegada, en el pasado del tiempo de sacrificio y de renuncia, la cuaresma. A pesar de las diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y de cierto descontrol. El carnaval combina elementos tales como disfraces, grupos que cantan coplas, desfiles y fiestas en la calle. En sus inicios, probablemente la ocultación venía de un cierto sentido del pudor propio de la religión.

En los primeros años del siglo XX, en Villamayor de Gállego todavía quedaban algunos personajes curiosos, en esas celebraciones carnavalescas, como el llamado "Tío del higuí", muy popular antes de la Guerra Civil. Se trataba de un personaje que, con un utensilio a modo de caña de pescar, ofrecía a los niños y niñas un higo seco que debían comer del extremo de la caña sin tocarlo con las manos, de manera que al que lo tocaba le daba un cañazo o le echaba un chorro de agua desde una bota de las de vino escondida entre sus ropas.

Los “ensabanaus”, eran personajes tapados con sábanas, hombres, que arrastraban pesadas cadenas , entrando de sorpresa en las casas, al atardecer, cuando la mayor parte de la familia estaba en torno al hogar, al arrimo del calor del fuego, provocando el miedo de los más chicos, con sus ropajes blancos, el ruido de las cadenas y velas encendidas en las manos.

Las “mascarutas” por el contrario recorrían las calles con las caras tapadas, fingiendo la voz y dando chillidos y relinchos, apabullando a todo aquel que se encontraban por las calles.

Las “beatas”, eran mujeres jóvenes que tapando su cara, y cabeza con alguna de las sobrefaldas que llevaban en sus vestimentas, recorrían también las calles dando también chillidos , gritos o relinchos y sobre todo cambiando o fingiendo la voz, para no ser conocidas, increpaban a todo aquel que se encontraban dando a conocer hechos no conocidos o secretos de aquellas personas con las que se encontraban.

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