Pasear por la huerta supone mucho más que un ejercicio físico. El paisaje hortícola es el resultado del paso de generaciones y generaciones por esos suelos cultivados. La forma y el tamaño de las parcelas; las acequias y brazales que las riegan; los caminos que las comunican; los restos de construcciones, torres, casetas, puentes, tornos y tajaderas; los cultivos, el arbolado… Los nombres de las partidas, de los caminos, de los riegos.
El próximo domingo 15 de diciembre, en una de esas andadas que viene organizando la Asociación Cultural Aljez, tendremos oportunidad de conocerlo, de valorarlo y de apreciarlo, pues solo lo que se conoce se ama.
Como en otras ocasiones saldremos del Centro Cívico, para dirigirnos por el Camino del Molino precisamente hasta el Molino de las Afueras, molino que da nombre a dicho camino. Molino del que hay datos escritos desde finales del siglo XV, que nos dicen que es uno de los edificios más antiguos de nuestro pueblo, casi nada. Molino que fue de “propios”, es decir del común, del Concejo y que siglos después pasó a manos privadas. Molino que molió granos de cereales, de las gentes de Villamayor y de vecinos de Perdiguera y de otros pueblos monegrinos, gracias a sus ingenios, a sus muelas de piedra, a su almenara, que se llenaba con el agua de la acequia que traía el agua de riego para fertilizar la huerta, elevada y derivada desde el río Gállego, en Ontinar del Salz, por medio de un azud hacia la acequia de Camarera, origen del sistema de riegos de Zuera, San Mateo, Peñaflor, Montañana y Villamayor.
Del molino hay mucho más que debemos saber, mucho más que se debe investigar y mucho más que se debe proteger.
Para ir al molino hay que recorrer un buen trecho de su camino, hay que atravesar partidas de esta hermosa huerta, El Cerrado de los Alcrudo, El Cantón, El Campo Nuevo, parte de la Fafonda, El Abejar, El Enebro o Ginebro y las tierras del propio Molino. También atravesaremos algunas partidas del monte Realengo de Villamayor, La Sarda del Molino, La Parada, Malvaseda. Nombres que nos evocan otras vidas, otros usos, otras historias que descubrir. Qué motivó que nuestros antepasados denominaran con estos nombres a esos parajes.
En este tiempo otoñal, los cultivos de huerta están ralos unos y otros apenas recién sembrados. Los cultivos de hoy en la huerta, no difieren mucho de los de otra épocas, pero hoy no encontraremos algodón, ni cerezales abundantes, ni remolacha azucarera ni forrajera, ni apenas maíz.. Los chopos, las acerolleras, las viejas oliveras, nogueras, almendreras que salpicaban lindes, ribazos e incluso campos de regadío, hoy han desaparecido. Por eso los cultivos de hoy nos cuentan sobre los modos de vida de los agricultores actuales, de la mecanización, de otros usos de la tierra.
Por todo ello, además de andar, de hacer ejercicio físico, el camino nos invita a recorrerlo con los ojos y oídos abiertos a descubrir todas esas cosas que definen el paisaje recorrido.
¡Buen camino!